Anoche vi
un muy buen show, de esos que no se ven a menudo, elegante, con cierto grado de
sofisticación y buen gusto. Y lo mejor de todo es que era una banda de la
ciudad que después de varios años volvía a presentar un disco nuevo. Los chicos
se tomaron su tiempo y creo que hay un momento en la vida de los artistas en
que las pausas son necesarias para crear y superarse. Pausas que no significan
dejar de hacer sino todo lo contrario, pausa para entrenar e ir haciendo
partidos amistosos para llegar en la mejor forma al campeonato. Degradé se
llama la banda y si bien conozco bastante sus trabajos, me encontré con
canciones que parecían habían pasado por un proceso de depuración que las
separaba notablemente de su historia pasada. Mientras disfrutaba el recital
recordaba como los había conocido y los años que pasaron desde aquel primer
encuentro hasta hoy y como la música acompaña de muchas maneras los cambios y
las metamorfosis que se suceden en la vida de cada uno y a veces la casualidad
o el destino hacen que los caminos siempre se vuelvan a cruzar aunque de
maneras distintas. Degradé debe ser la banda local junto a Coki Debernardi
(otro amigo del camino) que más he visto tocar en vivo y eso se ha dado por
motivos que muchas veces ha excedido el hecho musical. La primera vez que me
topé con ellos fue cuando presentaban su primer disco y yo tenía un programa
para Canal (a) en donde cubríamos parte de la cartelera cultural de la ciudad.
Esto fue hace doce o trece años atrás. Todos éramos más jóvenes y ellos más aún.
Un tiempo después el destino o el azar, vaya uno a saberlo, hicieron que
Degradé y yo nos encontráramos pero ya fuera de la música. Relaciones que se
vinculan con otras relaciones, amores y amistades que llegan al mismo lugar y
de repente compartimos asados, cumpleaños y otros eventos. Un día necesité escaparme de esta ciudad por
un tiempo y ellos fueron el salvoconducto. Me fui de gira con Degradé a la
costa para grabar el video clip de la versión de Los Dinosauroios de Charly,
que era el corte de difusión de su segundo CD. En ese momento confirmé que no
eran una bandita más de pop o de rock, era un grupo empecinado en hacer música
y justo las coordenadas los habían puesto en el palo del rock, pero el rock era
solo la excusa y por suerte eso es lo que me gusta de una banda de rock, cuando
la música está por encima del género, ya que de otra manera cualquiera puede hacerlo.
Creo que el video de Los Dinosaurios quedó bastante bien y tiempo después el
mismo Charly subió a tocar con Degradé su tema en el Roxy en Buenos Aires.
Recuerdo la cara de feliz cumpleaños de todos ellos esa noche. Si Charly había
decidido y aceptado subirse con ellos al escenario y aprobar la versión de su
propio tema era porque algo funcionaba. Por esa época colaboran por primera vez
en una de mis películas, haciendo dos muy buenos covers para El Cumple y unos
años más tarde participan en La Peli con parte de la banda sonora, demostrando
que podían ser músicos todo terreno. Fueron pasando los años y seguí yendo a
recitales y presentaciones de nuevos discos, mientras también seguía compartiendo
algunos otros espacios, pero de manera más espaciada ya que las relaciones que se
vinculaban con otras relaciones y los amores y amistades que llegaban a un
mismo lugar empezaron a cambiar sus puntos de encuentros y de llegadas, pero el
afecto y la amistad siempre estuvieron presentes. Por algún motivo, Degradé mantuvo
lo que podríamos llamar un perfil bajo para las bandas de esta ciudad, a pesar
de que la suerte –porque siempre es la suerte- los podría haber puesto en otro
lugar. Hoy hay muchas banditas que de repente sacan discos y tocan por todos lados, hoy la primera
guitarra de un pibe que quiere hacer música es una Fender, hace años con suerte
era una stratocaster nacional. Pasa lo
mismo con el cine, el video o la fotografía, acceder a la tecnología hoy es muy
fácil. Entonces cualquiera puede grabar su disco en la habitación de su casa y
con un poco de dinero organiza un recital. Hoy también con cualquier cámara
digital se puede hacer una película y editarla en la casa con el mismo paquete
de soft que se masteriza un CD. Pero la diferencia no está en las posibilidades
sino en el resultado de lo que esas posibilidades logran en cada caso. Esperar
cinco años para sacar un nuevo disco es señal de madurez, es señal de que por
más que se puedan tener los recursos y los medios para producir o grabar, si no
hay nada importante para mostrar o decir, si no se encuentran los motivos para
entrar en un estudio a grabar, no hay que hacerlo. Nahuel Marquet tiene una de
las mejores voces del rock nacional y su poética es claramente deudora de Spinetta
pero también de una tradición netamente rosarina que se evidencia en algunos
versos como así también en acordes y arreglos. Pato Cattaneo creció como
cantante y en seguridad en el escenario, quizás producto de sus incursiones
solistas y ahora si puede poner su voz como el lado B de su compañero y sus
canciones balancean de manera más equitativa el dúo, otorgándole el costado más
pop del grupo, algo necesario en una banda que por lo general carece de “temas-hit-de-clara-difusión-radial”.
Degradé dejo la incontinencia
adolescente y pasó a formar parte del reducido grupo de bandas locales que le
disputan de igual a igual el escenario a cualquier banda "consagrada! de Buenos Aires. Este
nuevo disco los consolida, los pone en un lugar en el que no tienen miedo de
confrontar musicalmente con la historia del rock, aceptando las influencias
pero dándole una identidad propia. Ayer los volví a ver después de bastante
tiempo, quizás un par de años o más que no los veía en un escenario. Justamente
las cuestiones del destino o del azar hicieron que no nos cruzáramos como en
otras ocasiones y que los puntos de encuentro ya no fueran los mismos, pero hay
caminos que más temprano que tarde nos llevan al mismo lugar, ese lugar y valga
el lugar común es el placer por la música. Por eso disfruté de la elegancia de
un recital que pese a algunos nervios evidentes y necesarios de los
protagonistas dan cuenta de un laburo y una profesionalidad que no debería
sorprender pero que también eleva el standard y puede marcar tendencia para
algunos de sus colegas. Nahuel Marquet y Emiliano Cattaneo han crecido, han
madurado y han sido consecuentes con su trabajo. Seguramente pasará menos
tiempo hasta su próximo disco, que podrá ser más o menos logrado que este que acaban
de estrenar, pero eso no importa
demasiado, cuando los artistas pisan con fuerza en su terreno, sus marcas
siempre quedan presentes.
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