martes, 28 de octubre de 2008

fotos camino a santa fe



Juan manejando, su rostro genera desconfianza al resto de los pasajeros. 

Caren con su look "actriz indie" también desconfía de las virtudes de manejo de su inseparable 
amigo Juan.

Santiago y Caren rememorando la última escena de Días de Mayo. Santiago con su barba símil Capitán Monasterio observa el tan variado y entretenido paisaje que nos depara la autopista Rosario-Santa Fe



















Juan desconcertado ante la cerveza santafesina decide darme el volante para regresar a Rosario.

miércoles, 22 de octubre de 2008

una charla en Santa Fe

Menos de dos horas de auto y esta noche presentamos un adelanto de Días de Mayo en el Festival de Cine de Santa Fe. Algunas imágenes y un posible trailer. 
Santiago, Caren, Juan y yo conversaremos con alumnos de la Escuela de Cine de Santa Fe y con algún distraído que pase por la sala de ATE.

lunes, 20 de octubre de 2008

LA CAPITAL DEL CINE DEL INTERIOR

El viernes en el diario La Capital y el domingo en el suplemento de Santa Fe del diario Crítica se publican notas referidas al desarrollo de la producción cinematográfica en la ciudad de Rosario, el decano titula La ciudad como set de filmación y el diario de Lanata El cine local busca la vereda del sol. Las notas son bastante parecidas en su contenido aunque creo que son más bien informativas y no llegan a profundizar en el análisis de la producción local. Es cierto que es muy difícil pedirle a un diario que haga ese tipo de reflexión, pero nos queda a nosotros comenzar a pensar en los nuevos escenarios que se darán a futuro en relación a esto e ir diseñando y proponiendo acciones y políticas para el sector y no dejar que esto quede solamente en manos de los funcionarios. 

martes, 14 de octubre de 2008

La torre Eiffel

Estoy en la terminal de ómnibus. Mi intención era tomar un colectivo que me llevara a Buenos Aires a las 8 de la mañana o a lo sumo a las 9. Pero el feriado largo, como todos los feriados largos transforma la terminal en un caos. Dos horas de espera y solo seis asientos disponibles. Por suerte aquí hay wi fi, algo que Retiro no tiene. Me siento en un bar, pido un cortado con tostadas. Abro el diario y algunos de los tantos libros que llevo de viaje. Nunca puedo decidir que libro llevar y cual dejar. Me han ragalado varios para mi cumpleaños y tengo en lectura varios a la vez. Parece que la crisis mundial está amainando. Nunca entenderé la cara de felicidad o de desconsuelo de esos señores con teléfonos en las manos, vestidos de traje, con un cartel con un número colgado en su saco y que siempre miran para arriba, fuera de cuadro hacia una pizarra llena de números. Nunca voy a entender como esos tipos pueden manejar los resortes del mundo con solo dar la orden de comprar o vender por sus celulares. La lectura de los diarios desemboca en unos de los libros que llevo en mi bolso: La Torre Eiffel de Roland Barthes (regalo de María Elia). Casualmente me encuentro con un capítulo dedicado al cinemascope, algo que me interesa particularmente. Días de Mayo se proyectará en cinemascope y si bien durante toda la película fui pensando cada uno de los encuadres en función de este formato, para mí seguirá siendo una incógnita el resultado hasta tanto lo vea proyectado en una sala.
Transcribo algunas de las palabras de Barthes.

"El ensanchamiento de la imagen hasta las dimensiones de la visión binocular ha de transformar fatalmente la sensibilidad interna del aficionado al cine ¿En qué sentido? La fronatalidad, extendida, se acerca al círculo, es decir, al espacio ideal de las grandes dramturgias. Hasta aquí, la mirada del espectador era la de un yacente subterráneo, amurallado en la sombra, que recibía el alimento cinematográfico más o menos como un desfallecido al que se nutre pasivamente con una sonda o una pipeta. Aquí, la posición es muy distinta: estoy en un inmenso balcón, me muevo cómodamente entre los límites del campo, recojo libremente lo que me interesa de él; en una palabra, empiezo a estar rodeado y a sustituir mi sensibilidad larval por la euforia de una circulación igual entre el espectáculo y mi cuerpo."

miércoles, 8 de octubre de 2008

algunas vagas ideas

A veces leer los comentarios en sitios de cine me impulsan a escribir automáticamente una respuesta o una opinión pero después me quedo pensando largo rato acerca de lo útil o inútil en que se transforma la reflexión propia sobre un tema puesta a ser considerada en un espacio en donde los impulsos y la incontención textual priman sobre el análisis profundo.
Hace poco leí un par de notas hablando de lo maravillosa que es la película Historias Extraordinarias de Mariano Llinás y también leí la crítica demoledora del último opus de Javier Torre. Ninguno de los comentarios me sorprendió: Llinás es un mimado de la crítica y Torre ha demostrado con creces ser la antítesis creativa de su padre y abuelo. Luego leo una nota en donde se exponen estos dos casos como el agua y el aceite en el cine argentino contemporáneo, dejando afuera cualquier posibilidad de existencia de matices. Se habla de conceptos y actitudes en las que nadie puede estar en desacuerdo: transparencia, comportamientos éticos, honestidad artística, etc.
Pero por momentos se mezclan los términos en una ensalada que confunde un poco y con cierta astucia y una pluma precisa se puede engañar al lector haciéndole comer gato por liebre. Creo que separar la paja del trigo es lo mejor que se debe hacer en estos casos ya que al adoptar posturas maniqueas se puede generar un enfrentamiento entre quienes pueden tener visiones diferentes del cine pero mantener una actitud ética y auténtica hacia el trabajo propio y ajeno.
Oponer el modelo Llinas vs. Torre y transformarlo en la antinomia Independiente vs. INCAA lleva a suponer que los que producen con los beneficios de la ley son una mangan de tránsfugas que hacen películas horrendas y aquellos que producen por fuera de las regulaciones del estado generan obras maestras.
El cine se hace con dinero y a nadie que produce cine le debe dar vergüenza hablar de ello. El problema no es hablar de dinero, sino hablar de lo que significa la ética en relación al dinero que se invierte en hacer una película. Y la cuestión no son los métodos de producción sino el resultado de esos métodos. Es decir el resultado de los métodos son las películas. Desde que yo recuerdo en este país se han hecho películas por fuera y por dentro del Instituto con suerte diversa. ¿Cuántos chicos hay que toman un cámara digital y filman un largometraje y lo terminan en su casa con una Pentium 4 y el Adobe Premiere? Conozco en esta ciudad (Rosario) cerca de media docena de largometrajes realizados de esa manera que no han llegado al BAFICI ni a ningún festival de la metrópoli pero se han proyectado en otros lados. Es probable que tengan el talento de Llinás o que sean tan torpes como Torre. Pero ¿Quién lo determina?
También sé de películas hechas al amparo de todas las reglamentaciones de la ley que posiblemente sean geniales u horrendas. Ahora ¿el método “in” o “out” INCAA establece la calidad de la obra o la honestidad del autor-director-productor?
Sabemos que la historia de nuestro país no se destaca por tener grandes proyectos en lo que a políticas culturales se refiere. Pero muchas veces las responsabilidades no le caben solo al estado sino también a los intérpretes de esta historia. Es decir a los directores, productores, técnicos y actores. El cine es una actividad endogámica por donde se la mire:
Cada uno en lo suyo y cuidando lo propio. Casi un slogan de la dictadura. Esto ha generado que el corporativismo de las entidades que hacen a la actividad cinematográfica vaya definiendo y decidiendo las políticas del sector pensando primero en los intereses sectoriales y no en la suma de esos intereses ni en la inclusión de los que no integran ninguna de esas entidades pero que también forman parte de la producción. En persona he vivido varios ejemplos de esto que digo aquí, a lo largo de casi veinte años. Cuando filmé mi primer largo sólo existía la DAC y era obligación estar asociado a esta entidad si se quería estrenar una película. Fue así que me asocié y ya que estaba asociado decidí participar de las reuniones porque era mi derecho y yo era un joven con muchas ganas de participar. Corría el año 1990 o 91 y se hizo una asamblea para elegir la nueva conducción y comisión directiva (cerca de 10 O 12 miembros). Entre los operaprimistas armamos una especie de lista espontánea y uno me propone para que integre la comisión ya que podía ser un representante del interior. Ante esta propuesta el siempre cortés Carlos Galettini dice: pero Postiglione no puede, vive en Rosario. Pertenecer o ser de un lugar tiene sus privilegios y sus contras. Años después en una primera reunión de lo que luego fue el PCI vuelvo a ver actitudes parecidas pero de una manera mucho más sútil, más elegante y tal vez más cool. Nadie me echó de esta reunión, me fui solo porque me di cuenta que la reunión tenia que ver con los intereses individuales de los que estaban alrededor de esa mesa y no había una mirada por afuera de ese lindo bar de Palermo (aclaro que en aquél entonces no estaban muchos de los que hoy son la conducción de esta organización).
El cine es una actividad colectiva pero los intereses son muy individuales. Esto también alcanza a la crítica que con total facilidad establece año a año nuevos paradigmas del cine que son refutados al año siguiente. Lo hoy extraordinario mañana ordinario. Esto me hace suponer tres cosas:
1 – que la dialéctica del cine es compleja, muy dinámica y genera obras desechables.
2 – que la crítica se mueve por impulsos
3 – que debo estudiar mucho más.

También hay una sensación o idea que se quiere transmitir acerca de que el cine argentino está en permanente crisis. Pero ¿de qué hablamos cuándo hablamos de crisis? Porque nuevamente aparecen las simplificaciones y las analogías con otros datos de la realidad que creo no son comparables.
El artista siempre está en crisis porque producir cine genera ese estado, aquí y en cualquier parte del mundo. Y claro está que siempre que se hable de producción cinematográfica también se estará hablando de economía y es ahí donde la realidad se cuela y vuelve a surgir la crisis pero desde otro lugar.
Soy director de cine, soy un tipo en crisis, soy un crítico de mi sociedad porque estoy en crisis. Pero los resultados de las producciones cinematográficas argentinas no siempre nos hablan de esa crisis o muy pocas veces lo hacen. Entonces es una crisis virtual.
Lo que sí está en crisis es el sistema cinematográfico y la estructura de ese sistema que debería ser reformulada y por supuesto el hecho de que en ese sistema no figura la idea FEDERAL, de un cine que sea representativo de la diversidad de miradas que tiene el país. Por fuera de Rosario son muy pocas las ciudades o provincias en condiciones de desarrollar una mirada propia desde el cine. Lo interesante de esto es que la modificación del sistema no se dará a través de un revolución sino a partir de cambios tecnológicos que generarán cambios y transformaciones culturales dirigidos a la modificación de los hábitos referidos a la mirada del público hacia la obra y la posibilidad de ser disfrutada de una manera diferente.

martes, 7 de octubre de 2008

bitacora

Durante la escritura de Días de Mayo
Arte / posibilidad / imposibilidad
tiempo y espacio propio / alteración de los elementos / mutilación-edición-reconstrucción /pequeño Frankenstein ilustrado/mdma/valsartan


sábado, 4 de octubre de 2008

trailer de dias de mayo

Lo digital me jugó una mala pasada. Pensaba colgar en este preciso instante un trailer o teaser, de pocos segundos con imágenes de Días de Mayo. Lo llevaba grabado o guardado en mi pen drive, pero en el afán de limpiar de datos inservibles a esta pequeña memoria portátil, creo que la tiré al tacho de basura.

VIERNES POR LA NOCHE SABADO POR LA MADRUGADA

Mirando el monitor y contando los dvds que tengo con películas que vi y que no ví. La cantidad crece semana tras semana. Aparecen films que antes solo estaban en vhs y que su calidad hacía que solo pudiéramos apreciar una parte de lo que realmente era esa película. Se comenta también que el dvd desaparecerá, como lo hizo el vhs. Tengo tres o cuatro estantes llenos de vhs con películas, programas de tv y no sé cuantas cosas más. Tiré dos o tres cajas con videos que ya había repuesto en el formato digital. Cajas que llenaban espacio y que fueron reemplazadas por cajitas más pequeñas y elegantes. Lo digital tiende a la elegancia. El diseño digital es elegante. Pero nosotros somos seres que nacimos en un mundo analógico. ¿Nosotros? los que tenemos más de cuarenta, los que tienen más de treinta y los que tienen más de veinte. Los que tienen más de diez nacieron en un mundo mixto (en el cambio analógico-digital) y los que tienen menos de diez son seres auténticamente digitales.