domingo, 18 de marzo de 2007

mas opiniones de LA PELI desde Mardel

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Pero hoy sí hubo una película que va a comenzar a dividir aguas entre los asistentes a la muestra. Se trata de La Peli, del rosarino Gustavo Postiglione. El film puede verse de muchas maneras y, aunque tiene secuencias de enorme calidad estética –muchos planos secuencias, además de una gran cinefilia- también incluye elementos que se acercan al viejo cine argentino.

Sin embargo, también parece un gran panfleto contra ese viejo cine donde decir cosas justas era más importante que mostrarlas, o donde nadie prestaba atención a cuestiones técnicas elementales, o que se regodeaban en un mal entendido realismo mágico o en planos netamente publicitarios. Lo que la película parece mostrar es un rechazo a todas esas formas.

El elenco del film incluye –en apariciones breves pero significativas- a Norman Brisky, Darío Grandinetti, Natalia Oreiro (advertencia: Natalia Oreiro está absolutamente extraordinaria), el crítico cinematográfico y actor debutante Diego Lerer, y Jazmín Stuart. Pero los verdaderos protagonistas son los viejos amigos de Postiglione (Carlos Resta, Raúl Calandra, Tito Gómez) y una increíble Noelia Campo. Desde ya, avisamos: se va a hablar bastante de este film.


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elbigote.blog.terra.com.ar
el crítico de cine de TERRA escribe

Con un manejo de cámaras notable –el uso del plano secuencia es extraordinario- jugando a citar con sorna a Godard y Truffaut, la película pide a gritos no ser tomada en serio: se “carga” al cine político argentino mal filmado y peor declamado, a los “directores poetas”, a los que mezclan cine y literatura sin entender ninguna de las dos cosas, a los parásitos del subsidio, a los Subiela, los Agresti (ahí está Norman Brisky en una escena notable con el crítico de Clarín, amigo y ahora actor Diego Lerer), los Favio (hay un plano que recuerda con mucha sangre en el ojo Soñar, Soñar) e incluso a muchos de los “Nuevos” que no tienen muy claro qué filmar.

Pero entre todo esto –olvidaba: hay una hermosa parodia de Taxi Driver y todo- se cuela cierta manera de ver el mundo propia de Postiglione que no es lo que se dice políticamente aceptable. La antepenúltima frase del film es justísima y abre todo un programa para la discusión: una “mandada a la mierda” que es a un personaje pero también a ese cine argentino del que se dice, directamente, por qué nunca funcionó

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