domingo, 13 de mayo de 2007

AL RESCATE DE LOS 80


Algunos dijeron que LA PELI cuestionaba a gran parte del Nuevo Cine Argentino y del Viejo Cine Argentino, que había una crítica a los cineastas de hoy y a los que los nuevos vinieron a reeemplazar (léase cine de los 80). Otros dijeron que LA PELI nada tenía que ver con las nuevas olas y sí mucho de las viejas, las de los 80. Para algunos el cine argentino se divide entre los que hicieron su camino a principios de la democracia y los que lo hicieron en mitad del menemato. Como si en esa línea divisoria pudiera concentrarse lo bueno y lo malo del cine de estas pampas y digo de "estas pampas" porque es el cine producido desde la pampa húmeda el que es digno de análisis para los "expertos". Pero algo de cierto hay, llegamos a principios de los ochenta con un país asesinado, con escuelas de cine que recién se vovían a abrir y con los intelectuales más lúcidos desparecidos, muertos, en el exilio o sin poder abrir la boca por años. Reconstruir el cine y el país era la misma tarea, de hecho todavía estamos intentándolo. Hay muchas películas torpes, fallidas (un término muy en boga), con problemas técnicos, narrativos, etc., etc.. Pero es hora de decir que no todo lo que pasó por aquél entonces debe ser descartado a los ojos de hoy. El movimiento artístico y cultural que se dió a principio de los 80 no se volvió a repetir en las dos décadas siguientes. Quizás el cine estaba un poco más atrasado, pero no hay que olvidar que las mejores películas de Aristarain fueron en los 80, Agresti surge en los 80, la Bemberg hace un par de películas a tener muy en cuenta en los 80, la primera y muy buena película de Miguel Pereira es de los 80 (La Deuda Interna), Pino Solanas hace dos de las películas más emblemáticas del cine argentino y mundial en los 80 (El Exilio de Gardel y Sur), ganadoras de Venecia y Cannes. Experimentos que deberían rescatarse como La Redada(*), filmada en Salta por Rolando Pardo o Lo que vendrá de Gustavo Mosquera también son de los 80. Como la aparición de documentales como Que vivan los crotos de Ana Poliak (**) y un largo que intervenía desde la ficción en la realidad como Gerónima de Raúl Tosso. Así que dejémonos de joder con los 80, los 90 o el siglo 21, siempre hubo buenas, malas y regulares películas. La renovación que surgió a fines de los 90 significó fundamentalmente el acceso masivo de los graduados de las escuelas de cine a la producción cinematográfica y la aparición de una tecnología que puede resolver la producción de una película en términos más económicos y prácticos que en años anteriores. Esto lleva a la posibilidad de trabajar con más libertad y poner al servicio de las ideas herramientas que antes no estaban tan a la mano. Por supuesto que esta aparición masiva de cineastas dió como resultado una cantidad importante de nuevas propuestas que antes estaban acotadas a unos pocos. Pero con el tiempo todo se decanta y estamos seguramente ante las puertas de unos nuevos jóvenes viejos algunos con grandes películas por hacer y otros que seguramente se podrán dar la mano con los bodrios de todos los tiempos.

(*) (**) Tanto La Redada como Que vivan los crotos fueron estrenados sobre 1990 y 1991 pero filmados sobre fines de los 80. La Redada estuvo varios años sin poder estrenarse.