INTERNET Y LOS LIMITES DE LA LEGALIDAD

Puede ser a través de Asia Team o de Argen Team o cualquier otro sitio, o simplemente tener el programa Bit Torrent o similar (ya que este es más rápido que la famosa mula) y con una cantidad de pasos muy sencillos se puede bajar en la computadora cualquier estreno de cine o serie televisiva que se haya emitido o que se esté emitiendo en estos momentos. Es así que desde hace unos días tenemos el privilegio de poder asistir al mismo tiempo que en Estados Unidos del estreno de la cuarta temporada de la serie Lost o de la tercera de Prison Break y posiblemente en algunas semanas se tendrán a mano los primeros capítulos de 24, unos meses antes de su estreno en Argentina. También está comprobado que luego de que todas estas series salgan al aire en nuestro país y sean editadas en sus respectivas cajitas serán compradas por muchos de los que se tomaron el trabajo de “bajar” de Internet sus capítulos.

Hace unos días una información daba cuenta que empresas discográficas solicitaban a través de pedidos judiciales la información de los IP de las computadoras a los abonados a servicios de banda ancha. Pedido que de ser concedido por los proveedores de internet llevaría a identificar a quienes consiguen música de manera “ilegal”. Esto también podría extenderse a quienes bajan las películas o series, pero todavía no hay acciones realizadas en esa dirección.

En realidad la persecución de aquellos que consiguen de manera ilegal música o videos está relacionada con una supuesta baja de las ventas de las empresas productoras de cds y dvds., sin embargo los números dicen lo contrario, al menos en Argentina. Desde el año 2000 a esta parte se quintuplicó el número de usuarios de Internet, pero eso no hizo bajar las ventas de cds, sino que se han mantenido en una cantidad similar o bastante cercana. Lo que si es diferente es la facturación, mientras en 1998 las discográficas estuvieron cerca de los 250 millones de dólares, en 2004 la facturación estuvo cerca de los 50 millones de dólares, pero esto no se debió al auge de Internet, ya que la cantidad de discos vendidos fue la misma. Lo que sucedió fue que un CD a fines de los 90 costaba 20 dólares y ahora están entre 8 y 10 dólares. Si vamos al caso de los dvds, nos damos cuenta que el mercado de venta de películas no se ha incrementado ni ha bajado desde que este existe, tampoco ha disminuido la cantidad de público o de alquileres en los videoclubes. Pero lo que si se ha incrementado es la venta de dvds musicales y de series de televisión. Paradójicamente lo que más se vende es lo que se puede conseguir fácilmente en Internet o gratis por televisión. Esto indica que tanto los cds como ciertos dvds pasan a ser objetos de culto y colección que querrán ser tenidos por sus seguidores en todos los formatos que estos puedan adoptar. Lógicamente que hay un mercado que podríamos llamar “ilegal” de tráficos de películas y música, pero convengamos que muchos de quienes consumen solamente de esa manera estos materiales no lo harían de otra forma, lo que en definitiva es bueno porque tanto la música como las películas amplían su público y se siguen viendo hasta en los lugares menos pensados.

El otro día me encontré con una cajita de mi film LA PELI a la venta en un quiosco de revistas, al lado de Bourne el ultimátum y de Bee Movie. Estaba a 15 pesos y la caja tenía una fotocopia color idéntica a la original. ¿Me sentí estafado? ¿Me sentí robado? No, me sentí orgulloso. Alguien se tomó el trabajo de hacer una copia trucha de mi película y llevarla hasta ese quiosco. De alguna manera es el signo que acertada o equivocadamente esa película ya forma parte del catálogo de los llamados “top manta” y es tal vez una de las mejores maneras de promocionarla.