lunes, 27 de julio de 2009

el principio de algo (parte IV)


La pregunta ¿por qué? Sonaba y resonaba en su cerebro como la idea obsesiva de querer comprar un saquito de te de Ceylan. Las ninfas de Ceylan en los relatos de viaje que una vez leyó en portugués, en un verano cerca de Buzios, en unas playas de arenas casi blancas, de agua transparente. Las playas de Brasil, siempre se resistió a ir a Brasil, está lleno de imbéciles argentinos que lo único que se les ocurre en las vacaciones es ir a Brasil. Es cierto, y él aceptó ser un imbécil ese verano.¿Por qué no? ¿qué hay de malo en ir a Buzios? ¿qué hay de malo en ser un imbécil más? ¿qué hay de malo en escribir libros malos y que la gente los lea? O no los lea. Dentro de un tiempo todos se olvidarán de todos y solo nos quedará el recuerdo de los que lo hayan vivido hasta que en un momento ni ese recuerdo quede en pié, entonces quedarán las grabaciones, los papeles impresos, el archivo digital, pero en algún momento alguien decidirá que no todo se puede guardar, que los archivos, por más que sean digitales siguen ocupando un espacio, porque mientras el tiempo fluya la cosa seguirá. Pero alguien se sentará en un escritorio o lo que fuera que reemplace a ese escritorio y tendrá que decidir acerca de los datos que quedarán guardados y los que no.Tarde o temprano todo desaparecerá, de la memoria, de los libros, de los chips, Pero en la memoria de él seguía viva ella y se seguía preguntando como la pudieron haber matado con él allí presente.


No hay comentarios.: