miércoles, 26 de marzo de 2008

No bombardeen barrio norte


La señora buscó en su alacena esa olla que ya no utiliza, con la que su mucama calienta el bofe para el gato siamés. Se miró en el espejo para observar ese rostro que ya requiere de una segunda cirujía. Dejó de usar botox desde que vió esa foto de Cristina. Bajó por el ascensor y saludó a unos vecinos que también iban cargados con sus implementos de cocina. Esperó a que su marido saliera de la cochera con su Volskwagen Vento. Subió se ajustó el cinturón de seguridad y arrancarón tocando bocina. Su marido había sacado por la ventanilla una pequeña bandera argentina. A las pocas cuadras se encontraron con una fila de autos desde donde se asomaban manos, banderitas y cacerolas. Pasaron por la puerta de La Biela y saludaron con sus bocinazos a los alegres manifestantes. Ella tenía un poco de sueño, habían llegado a medio día de Uruguay, el Buquebus otra vez salió con retraso y el viaje desde el Este resultó muy cansador. El marido le preguntó si prefería ir a la Plaza de Mayo u a otro punto de concentración. "La plaza es de todos" pensó, "no sólo de las señoras esas", pero no. Prefirió la seguridad de la concentración de Santa Fe y Callao.
"Vamos a Santa Fe y Callao" dijo y agregó "Viejo, me explicás un poco esto de los chacareros".

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