jueves, 5 de febrero de 2009

rumbo a BERLIN

Un poco menos de cuatro horas para llegar hasta Ezeiza. En el ticket decía breakfast y lunch. En ningún momento aparecía la palabra dinner o cena. Por lo que intuimos que podíamos quedarnos sin comer en el viaje. Un sandwich de milanesa para mi y un tostado napolitano para mi socio Claudio.
Por suerte en el Airbus de Iberia la palabra lunch era análoga a cena. Pollo o pasta preguntaba la azafata. Cada vez que surge esa pregunta en un vuelo recuerdo aquella película –Aeropuerto 77 creo- en donde los que habían comido pollo (¿o carne?) se descomponían –incluído el piloto obviamente- y comenzaba uno de aquellos films denominados “catástrofe¨. Dije pollo y crucé los dedos. No hubo problemas. El viaje transcurrió sin mayores complicaciones y sin turbulencias.
Ahora en Barajas en un bar escribiendo estas palabras, esperando las cuatro horas que restan para subir al próximo avión que nos deposite en Berlín. Los controles y la cara de pocos amigos de los guardias españoles es mayor que en otros viajes. Me revisaron el equipaje de mano hasta el último detalle, hasta pasaron las postales (sueltas y de a una) por el aparato de rayos X. Son fotos en blanco y negro y el dorso es mayoritariamente blanco. ¿Habrán pensado que están fabricadas con alguna sustancia prohibida? Me miro al espejo del baño y creo no tener aspecto de terrorista islámico ni de miembro de la ETA, pero el tipo que examina mi pasaporte me pregunta si ya estuve en Europa en otras oportunidades. Sí contesto (es mi noveno o décimo viaje pienso). ¿Trajo su pasaporte anterior? Pregunta. No, le respondo que el que tiene en sus manos es nuevo, lo acabo de renovar. Pero el tipo insiste y me vuelve a preguntar por el viejo pasaporte, le vuelvo a responder que no lo tengo y me deja pasar. ¿Debería haber traído un documento inservible?
Intentamos conectarnos vía wi fi en el aeropuerto, pero algo no funciona. El vuelo se retrasa media hora. Sale 19:40. Hasta cerca de la medianoche no pisaremos suelo berlinés.


Hay muchas notebooks en el bar del aeropuerto. Algo que no me extraña tanto como la proliferación mundial de blackberrys. El viajero de esta parte del siglo veintiuno debe tener su notebook (cada vez más pequeña) y su blackberry. Mi Powerbook debe tener cerca de cuatro años, pero todavía funciona después de haber sobrevivido a caídas y maltratos varios.
El viaje de Madrid a Berlín dura dos horas y media, en el ticket anuncian lunch, pero en el avión nos avisan que lo que se consuma habrá que abonarlo. Entonces: no hay consumición en este trayecto. Las valijas que habíamos despachado en Buenos Aires, para mi sorpresa, aparecen rápidamente en la cinta transportadora.
El hotel Astoria, si bien comparten parte del nombre, no se asemeja al Waldorf Astoria de New York, aunque sí es una versión más moderna del Hotel Waldorf de Buenos Aires regenteado por españoles, donde paraba con mi padre de chico.
El Astoria de Berlín es un pequeño y antiguo hotel remodelado o modernizado. El conserje, un alemán rubio de pelo cortado al ras y tres aritos en su oreja izquierda habla inglés tan bien como yo, lo que es una ventaja y a su vez un problema. Nos entendemos pero muy limitadamente.
Son las 11 pm de Alemania, salimos con Claudio a buscar un lugar a donde comer. Kebab en la calle. Hace frío dos grados. En la habitación no funciona el wi fi. Según el conserje solo funciona en el lobby. Quiero comunicarme con mi casa en Rosario, así que bajo con mi notebook y mi celular con wi fi. Por alguno de los dos medios debería comunicarme. Por otra parte instalé una batería de herramientas para poder hablar por teléfono vía Internet y estoy ansioso por hacerlo. Pero en el lobby tampoco se conecta Internet. El conserje, con el cual a esta altura ya conversamos fluidamente me ofrece una notebook del hotel para poder conectarme. Le pregunto si tiene un password, así lo hago directamente desde la mía, pero no sabe y no contesta. O mejor dicho contesta que no sabe y me da una explicación en donde logro entender que la notebook es el servidor de la red que en unos días podremos usar desde el hotel y desde la misma habitación. Pero en unos días me voy pienso pero no se lo digo.
Así que con la notebook del hotel logro contactarme con Anju en Rosario.
Llegué.

1 comentario:

kiki dijo...

estamos a la espera de más noticas. mucha suerte!