domingo, 20 de enero de 2013

Domingo, feliz domingo, JA

El primer o el último día, nunca se sabe, depende de cada uno, supongo que puedo elegir si el domingo empieza la semana o termina. Yo prefiero pensarlo como el último. Anoche terminé de editar una de las dos películas en las que estoy trabajando. Me gusta y me gusta dedicarle tiempo a la edición, cosa que a veces no se puede, cuando los tiempos apremian. En este caso los tiempos fueron los del proyecto, creo que si pudiera estaría editando todavía todas y cada una de mis películas, pero llega un momento en donde algo te hace parar y decir hasta acá llegué, no hace falta más.
Desde fines del año pasado que estoy prácticamente abocado a editar estos proyectos, pero el ritmo no siempre está vinculado con la cantidad de tiempo dedicado. Hoy es domingo y no tengo ganas de hacer nada prácticamente nada, tal vez porque sea el último día de la semana y hay que estar en forma para el día posterior o simplemente porque son de esos días en que la historia personal te cae como una piedra pesada sobre las espaldas y en eso me acompañan dos libros que dialogan conmigo aunque no lo sepan, uno es Proximidad del Amor de Tracey Emin y el otro Libro del Anhelo de Leonard Cohen. Los compré hace poco, el mismo día en la misma librería. Tracey Amin es artista plástica y hace pinturas, videos e instalaciones basándose en su propia vida, el libro en cuestión es una selección de artículos muy personales que publicó en el diario inglés The Independent y en el caso del libro de Leonard Cohen se trata de su poesía acompañada de dibujos hechos por él. La poesía de Cohen y los relatos de Amin hablan desde la primera persona, hablan del artista y de esa mirada sobre lo real pero que está corrida de lo real para construir un mundo personal y que, por suerte, modifica esa realidad. Y cuando leo algunas de estas páginas siento que hoy domingo puedo pensarme en espejo de esas palabras:

Me miraste 
y nunca se me ocurrió 
que pudieras estar escogiendo 
al hombre de tu vida

me miraste
por encima de las botellas y los cadáveres
y yo creí
que estabas jugando conmigo

debías de pensar que estaba lo bastante loco
para ir detrás de tus ojos
y meterme en el hueco del ascensor

así que miré a otro lado
y esperé
a que te convirtieras en palmera

o en cuervo

o el vasto océano gris del viento
o el vasto océano gris de la mente

mirame ahora
casado con todas menos contigo

Leonard Cohen

Algunos párrafos de Proximidad del amor de Tracey Aman.

Nunca, nunca, nunca  conocí a un hombre que me fuera fiel ¿Alguna vez encontraste a alguien que amás en la cama con otra persona? Dios, es tremendo. Lo que yo hice fue sentarme al lado de la cama y decirle lo débiles que eran, y fumé uno tras otro sus cigarrillos, y los dejé hundidos en una nube de humo (...)
Uno de mis mejores ex novios, a quien me referiré como F a los propósitos de esta historia, siempre me decía que era fiel. Y F es bastante copado porque no miente. Tiene una integridad que te hiela la sangre, y por eso todavía sigue siendo uno de mis mejores amigos.
En los buenos tiempos cuando todavía estábamos juntos, apareció un día a las seis de la tarde en mi departamento. Tenía el mismo aspecto de siempre, salvo por un enorme chupón en el cuello y la oreja llena de marcas de mordidas. Convoqué a todos los dioses, me preparé, y le dije con calma: "Sapito ¿por qué tenés un chupón en el cuello?
El fue al baño , se miró en el espejo y me contestó: "Por Dios, se ve muy mal. No te conté ¿no? Iba caminando por Wardour Street y decidí tomar un atajo  a la oficina de mi hermano y crucé por un estacionamiento de autos, la barrera cayó sobre mí, mar araño la oreja y terminó encima de mi cuello" En ese momento lo abracé y le dije: "Ay, ¿estás bien?"
Cada vez que cuento esto, pongo los ojos en blanco, y F y yo nos reímos un rato. Pero el chiste es sobre mi. Odio mi monogamia tanto como odio mi manera de beber. Algunos días, me levanto y quiero cogerme al mundo. Y supongo que, a mi dulce manera, lo hago

Los artistas o quienes nos creemos que lo somos, pueden-podemos-intentamos poner en obra, en palabras los miedos, los fantasmas y los placeres que nos atraviesan, funciona como un exorcismo, como poder echar de encima lo malo y para seguir convocando a todo lo bueno que nos puede pasar.
Pero también sucede que en determinados momentos, esa vida que hemos elegido y que muchas veces se corre de lo que podríamos llamar la cotidianeidad del común de los mortales, molesta y pretendemos que la ecuación sea otra. Y los domingos son días perfecto para abandonar cierta vestimenta para ponernos otra.

Hoy querría tener una foto familiar en mi biblioteca, de esas en donde no falta nadie, mujer, hijos hasta el perro. Yo tengo las fotos fragmentadas, ex mujeres, hijos y ahora también una perra. Así que OK, no hay foto y no importa ya demasiado. Los hijos acompañan pero en algún momento harán su vida, la perra seguirá ahí, pero sigue siendo un animal. En definitiva y volviendo a los textos más arriba, quizás lo que falta es lo que falta. Esa persona que nos acompañe y que uno pueda creer (aunque sea difícil) que es para siempre y que pueda estar en esos momentos en que siempre necesitamos que esté, por ejemplo los domingos.

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