miércoles, 11 de febrero de 2009

BERLIN PARTE 4

lunes / martes (narrado en tiempo presente)
primer encuentro con el público, 7 minutos de película, 3 de discurso (en inglés), sé lo que tenía que decir pero mi imperfección con el idioma se nota y yo no lo disimulo, pero este es un pequeño detalle, espero, todo lo demás está OK. Cuando se proyectan las imágenes creo ver o sentir una muy buena reacción en el público que está allí. Pero en realidad no lo sé, productores y distribuidores con poco tiempo para ver nada invirtieron una hora en ver 6 fragmentos de 6 películas latinoamericanas. Salimos de la proyección y me encuentro con mi amigo Settimio, que vive hace muchos años en Berlín. El ha sido productor, editor y unas cuantas cosas más gran parte de los films de Fernando Birri. Ahora vive en Berlín con su pequeña hija y su esposa. Quedamos en cenar juntos al día siguiente.
Una cerveza alemana tirada en la casa de las 100 cervezas junto a los dos socios de la producción de Dias de Mayo: Claudio y Sergio (que acaba de llegar). Hace frío. Un rato más tarde estábamos nuevamente en el European Film Market. A las 19 hs ya casi no queda nadie. Alguien dice: “Vamos a lo de los chilenos, hoy tienen su recepción en el Marriot”. Un rato después estamos saliendo hacia el brindis de Chile, pero en el camino nos servimos de una degustación de vinos en el stand del Wine Country Film Festival de California, USA. Un festival de cine y vinos. Queda un solo catálogo y el señor que sirve los vinos nos pide que no lo llevemos.
Quince minutos después estamos en el Hotel Marriot. Los de Chile solo sirven bebidas, y el grupo tiene hambre. Es hora de partir hacia la recepción de la Embajada de México. Tequila, cerveza Corona, Margaritas que salen de una máquina y unos nachos hacen esperar a un catering de bocaditos mexicanos, picantes, empanaditas y algunas cosas más. Las caras se repiten, los que tomaban pisco ahora hacen lo mismo con el tequila. Pero llega el momento de partir nuevamente: La fiesta de Brasil. Unos cuantos taxis para llegar al lugar. Una pantalla circular que rodea el techo está apuntada por 8 proyectores que emiten imágenes de films brasileros y un DJ que da cuenta de que eso es una fiesta aunque no hay mucha gente. Los que tomaban pisco y margaritas ahora toman caipirinha, pero se pude tomar cualquier cosa, sin restricciones, sin pagar. También hay unos bocaditos muy ricos. Cerca de la barra hay un hombre de cara conocida que me saluda. Se trata de Stephen Ashton, el director/fundador del Festival de Cine y Vino de California. El hombre ahora me da el catálogo y su tarjeta.
El cansancio me gana, el lugar cada vez está más abarrotado de gente. La diferencia de temperatura entre afuera y adentro es abismal. Un taxi rumbo al hotel vuelvo a ver –ahora de costado- la estatua dorada de la película de Wenders.

martes

el último día de unos cuantos que parten mañana.
Caminata por una linda y elegante calle cercana al hotel. Lluvia. Café bajo techo.
Metro y Potsdamer Platz nuevamente. El EFM. Alguna reunión, búsqueda de información. Más tarde un sandwich y una coca. Más tarde hacia los cines Cinemaxx. Y la proyección again. Mi discurso es más fluido, sin trabas, pero debo tomar clases de inglés. Me espera Settimio con su hijita. Voy a comer a la casa de él. Settimio es italiano/argentino. Cocina unas pastas muy ricas, acompañadas por un vino español. Su mujer es alemana y su hija habla con él en italiano, con la madre en alemán y entiende un poco de español. Hace mucho que no nos vemos. Nos ponemos al día. Tomamos café y cognac. Cerca de las 11 de la noche vuelvo hacia Potsdamer Platz, el Festival de Karlovy Vary organiza una fiesta o recepción o como le quieran llamar. Lo hace en el primer piso de un complejo de cine. Con Claudio y Sergio intentamos ir pero no nos dejan entrar. Vamos a tomar unas cervezas y de paso aprovechamos para hacer un balance de nuestra estadía en Berlín. La primera impresión es positiva, en el transcurso de los días nos iremos enterando acerca de cuán positiva ha sido. Creo que hay una buena película que la gente va a descubrir.
Sigue lloviendo en Berlín y esta noche el taxi no pasa cerca de la estatua de Wenders. Pero el taxista escucha a todo volumen a Pink Floyd en ese disco que habla de un muro.

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