domingo, 6 de septiembre de 2009

el principo de algo (parte XI)

El le pide al taxista que se detenga, no quiere llegar... sí quiere llegar, al lugar deseado como como dice la canción, se baja y corre aunque sabe que sigue en el mismo sitio, aunque sabe que por más que corra como Ben Johnson nunca sus piés se moverán de esa silla ni sus ojos de esa pantalla, pero lo intenta, tal vez si lo intenta pueda hacerlo. ¿Cuál se la diferencia entre la mente y la realidad? Poca cuando estamos cerca de la locura.
Por suerte la noche seguía siendo noche y eso lo protegía, se sentía Cenicienta a la espera que den las 12 y el carruaje se transforme en calabaza y su maravilloso mundo se desvanezca de sus manos, pero mientras lo piense, "mientras lo imagine" se dijo "permanece, existe".
Ella creyó que existía porque existía él, ella pensó que la razón de la eternidad estaba directamente relacionada con él. El taxi de ella llegó a destino y bajó. La calle mojada pero sin lluvia, una brisa fresca la despeinó. El bar, el boliche o como lo quieran llamar estaba atestado de gente. Ella entró pero no quería hacerlo. La música estaba fuerte. Ella atravesó el salón. La gente bailaba, logró divisar a sus amigas cerca de la barra. Volvió a cuestionarse, pero no había otras opciones. El le escribía el recorrido o él sabía su recorrido, pero las líneas paralelas nuevamente impedían el encuentro.
Ya no hay taxis, pero él se había bajado del taxi para ir a ningún lado, para seguir estando con ella aunque la distancia los separe. ¿Ella? la mujer, las mujeres. Pensó en La ciudad de las mujeres, la película de Fellini. Una ciudad de mujeres, un mundo solo de mujeres. La mujer y él. Sabía que ese era el quid de la cuestión: La mujer, desentrañarla, descubrirla. Su obra estaba plagada de mujeres, siempre quiso comprenderlas y quizas lo había logrado pero cada vez que quería explicarlo enmudecía.
Volvió a trasladarse en el tiempo, volvió a pensar en esos otros tiempos cuando descubría por primera vez a las mujeres, cuando descubría la música que lo haría enamorarse, cuando pensaba que el mundo era mucho más interesante que el que le tocó vivir. Mundo, Mondo di Cromo pensó, como el disco de Spinetta. Será que la canción llegó hasta el sol
Si el camino surge de la nada,
será que mi canción llego hasta el sol
Si algo te sacude sin sentido
será que la canción llego hasta el sol

La tristeza se va como una luz
todo es armonía a mi alrededor
y esta bien



2 comentarios:

Ma. Celia dijo...

..."ella pensó que la razón de la eternidad estaba directamente relacionada con él"...femenino, tan femenino que asusta y maravilla. ¿Escribis para mujeres Gustavo? Saludos.

Ma. Celia dijo...

..."ella pensó que la razón de la eternidad estaba directamente relacionada con él"...femenino,tan femenino que asusta y maravilla. ¿Escribis para mujeres, Gustavo?