sábado, 25 de agosto de 2012

Degradé, un show que se agradece y un recorrido en mi memoria


Anoche vi un muy buen show, de esos que no se ven a menudo, elegante, con cierto grado de sofisticación y buen gusto. Y lo mejor de todo es que era una banda de la ciudad que después de varios años volvía a presentar un disco nuevo. Los chicos se tomaron su tiempo y creo que hay un momento en la vida de los artistas en que las pausas son necesarias para crear y superarse. Pausas que no significan dejar de hacer sino todo lo contrario, pausa para entrenar e ir haciendo partidos amistosos para llegar en la mejor forma al campeonato. Degradé se llama la banda y si bien conozco bastante sus trabajos, me encontré con canciones que parecían habían pasado por un proceso de depuración que las separaba notablemente de su historia pasada. Mientras disfrutaba el recital recordaba como los había conocido y los años que pasaron desde aquel primer encuentro hasta hoy y como la música acompaña de muchas maneras los cambios y las metamorfosis que se suceden en la vida de cada uno y a veces la casualidad o el destino hacen que los caminos siempre se vuelvan a cruzar aunque de maneras distintas. Degradé debe ser la banda local junto a Coki Debernardi (otro amigo del camino) que más he visto tocar en vivo y eso se ha dado por motivos que muchas veces ha excedido el hecho musical. La primera vez que me topé con ellos fue cuando presentaban su primer disco y yo tenía un programa para Canal (a) en donde cubríamos parte de la cartelera cultural de la ciudad. Esto fue hace doce o trece años atrás. Todos éramos más jóvenes y ellos más aún. Un tiempo después el destino o el azar, vaya uno a saberlo, hicieron que Degradé y yo nos encontráramos pero ya fuera de la música. Relaciones que se vinculan con otras relaciones, amores y amistades que llegan al mismo lugar y de repente compartimos asados, cumpleaños y otros eventos.  Un día necesité escaparme de esta ciudad por un tiempo y ellos fueron el salvoconducto. Me fui de gira con Degradé a la costa para grabar el video clip de la versión de Los Dinosauroios de Charly, que era el corte de difusión de su segundo CD. En ese momento confirmé que no eran una bandita más de pop o de rock, era un grupo empecinado en hacer música y justo las coordenadas los habían puesto en el palo del rock, pero el rock era solo la excusa y por suerte eso es lo que me gusta de una banda de rock, cuando la música está por encima del género, ya que de otra manera cualquiera puede hacerlo. Creo que el video de Los Dinosaurios quedó bastante bien y tiempo después el mismo Charly subió a tocar con Degradé su tema en el Roxy en Buenos Aires. Recuerdo la cara de feliz cumpleaños de todos ellos esa noche. Si Charly había decidido y aceptado subirse con ellos al escenario y aprobar la versión de su propio tema era porque algo funcionaba. Por esa época colaboran por primera vez en una de mis películas, haciendo dos muy buenos covers para El Cumple y unos años más tarde participan en La Peli con parte de la banda sonora, demostrando que podían ser músicos todo terreno. Fueron pasando los años y seguí yendo a recitales y presentaciones de nuevos discos, mientras también seguía compartiendo algunos otros espacios, pero de manera más espaciada ya que las relaciones que se vinculaban con otras relaciones y los amores y amistades que llegaban a un mismo lugar empezaron a cambiar sus puntos de encuentros y de llegadas, pero el afecto y la amistad siempre estuvieron presentes. Por algún motivo, Degradé mantuvo lo que podríamos llamar un perfil bajo para las bandas de esta ciudad, a pesar de que la suerte –porque siempre es la suerte- los podría haber puesto en otro lugar. Hoy hay muchas banditas que de repente sacan discos y  tocan por todos lados, hoy la primera guitarra de un pibe que quiere hacer música es una Fender, hace años con suerte era  una stratocaster nacional. Pasa lo mismo con el cine, el video o la fotografía, acceder a la tecnología hoy es muy fácil. Entonces cualquiera puede grabar su disco en la habitación de su casa y con un poco de dinero organiza un recital. Hoy también con cualquier cámara digital se puede hacer una película y editarla en la casa con el mismo paquete de soft que se masteriza un CD. Pero la diferencia no está en las posibilidades sino en el resultado de lo que esas posibilidades logran en cada caso. Esperar cinco años para sacar un nuevo disco es señal de madurez, es señal de que por más que se puedan tener los recursos y los medios para producir o grabar, si no hay nada importante para mostrar o decir, si no se encuentran los motivos para entrar en un estudio a grabar, no hay que hacerlo. Nahuel Marquet tiene una de las mejores voces del rock nacional y su poética es claramente deudora de Spinetta pero también de una tradición netamente rosarina que se evidencia en algunos versos como así también en acordes y arreglos. Pato Cattaneo creció como cantante y en seguridad en el escenario, quizás producto de sus incursiones solistas y ahora si puede poner su voz como el lado B de su compañero y sus canciones balancean de manera más equitativa el dúo, otorgándole el costado más pop del grupo, algo necesario en una banda que por lo general carece de “temas-hit-de-clara-difusión-radial”.  Degradé dejo la incontinencia adolescente y pasó a formar parte del reducido grupo de bandas locales que le disputan de igual a igual el escenario a cualquier banda "consagrada! de Buenos Aires. Este nuevo disco los consolida, los pone en un lugar en el que no tienen miedo de confrontar musicalmente con la historia del rock, aceptando las influencias pero dándole una identidad propia. Ayer los volví a ver después de bastante tiempo, quizás un par de años o más que no los veía en un escenario. Justamente las cuestiones del destino o del azar hicieron que no nos cruzáramos como en otras ocasiones y que los puntos de encuentro ya no fueran los mismos, pero hay caminos que más temprano que tarde nos llevan al mismo lugar, ese lugar y valga el lugar común es el placer por la música. Por eso disfruté de la elegancia de un recital que pese a algunos nervios evidentes y necesarios de los protagonistas dan cuenta de un laburo y una profesionalidad que no debería sorprender pero que también eleva el standard y puede marcar tendencia para algunos de sus colegas. Nahuel Marquet y Emiliano Cattaneo han crecido, han madurado y han sido consecuentes con su trabajo. Seguramente pasará menos tiempo hasta su próximo disco, que podrá ser más o menos logrado que este que acaban de estrenar,  pero eso no importa demasiado, cuando los artistas pisan con fuerza en su terreno, sus marcas siempre quedan presentes.

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